Recuerdo todas esas veces en las que podía contar contigo, y si, confieso que te echo de menos. Esto se ha convertido en un "hola, ¿qué tal?".
Sigue siendo absurdo buscar alguna respuesta de alguien a quién ya no le importas. ¿Lo que más me cuesta? Es mirarte a los ojos y no verle, ¿dónde estás?
La paciencia se acaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario