domingo, 10 de septiembre de 2017

Está claro

Está claro, el problema es mío.
Y no, no lo digo con ningún tintineo o segundas intenciones.
Está claro, te quiero, con todo mi corazón, con toda mi alma, con todo mi cuerpo.
Te admiro, creo que ese sentimiento es el más grande que he tenido, te veo y siento pura y simple admiración. Para mí eres un referente, mi compañero, el que hace de mí alguien mejor, el que consigue hacer del mundo un lugar mejor.
Tú, siempre tan atento, tan amable, tan cuidadoso y respetuoso. Siempre pensando y considerando al resto.
Pero es el momento en el que dejas de ser esa persona, cuando mi admiración, simplemente, desaparece.
Tú, que de repente pierdes las formas, te dejas llevar y olvidas al resto, los demás se pierden y yo solamente esto ahí.
Pero, así eres tú, en tu totalidad. Y yo me enamoré de ti con todas las consecuencias, buenas y malas, aún a sabiendas.
Así que si, está claro, el problema es mío.
Tengo que aceptarte, tal y cómo eres. Esto forma parte de ti, me guste o no.
Pero, tengo que ser sincera, eso no hace que duela menos, eso no hace que me sienta mejor. Algo en mí se quiebra.
Así que si, está claro, el problema es mío. Porque aunque intento razonarlo, entenderlo y dejarlo pasar, mi corazón no me lo permite. Lo sigo intentando, lo siento.

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