Necesitaba reconstruirme.
Destruirme hasta constituirme.
A veces olvido que soy de hierro, de porcelana, de plástico, de goma eva.
A veces se me olvida desconectar, conectar, reiniciar.
Así que seguí, a ciegas, rota.
No era exactamente el mismo dolor, pero cada vez se parecía más... y más.
Sin pulso, sólo de pensar: "otra vez".
Impulso.
Sencillamente quería vomitar, del asco, de la impotencia, del puto descontrol.
Y entonces llegó ella.
Estoy casi segura de que en ese momento volvió mi riego sanguíneo al cerebro.
Yo, quiero, si quiero.
Y ahora se me duermen los dedos de tanto escribir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario